Escrito por: J Eleazar Ávila Pérez, Regieren Consultores.
¿Por qué muchos de los procesos de comunicación política fracasan? Simple, las palabras que se utilizan no son empáticas, sencillas, además que los gobiernos, partidos y su clase política prefieren el aplauso “cuasi académico y galimatías” que la empatía verbal.
Veamos, si se trata de desordenar, nada como los gobiernos de habla hispana para confundir. Ejemplos hay centenares y la manera en que utilizamos el castellano varía entre naciones, incluso entre regiones de un mismo país.
Por estos días, vemos como las élites -desde los gobiernos- nos invitan al “confinamiento”, para evitar, señalan, el contagio por Coronavirus que, por cierto, hoy es más elegante expresar Covid 19, y ahí es donde la sociedad pregunta en español y a ras de suelo, “¿eso con que se come?”.
Precisa la Real Academia de la Lengua Española que, hablar de confinamiento, refiere “al hecho de una pena por la que se obliga al condenado a vivir temporalmente en libertad, en un lugar distinto al de su domicilio”. Si observan, la palabra está fuera de contexto, tanto como para preguntar, por qué no decir de manera directa, encierro o reclusión.
Pero bueno, a los políticos les gustó más verse científicos, con una palabra, de esas que pertenecen al cajón verbal de los Domingos. De las de conferencia, concepto, de apantalle y elocución académica.
¿Por qué es tan difícil para la clase política latinoamericana comunicarse con la sociedad, en el lenguaje correcto y sencillo? Y si bien el #QuédateEnCasa es más claro que el agua, quizá a medios, políticos y gobierno nos faltó dureza en nuestras expresiones, además de conexión e identificación.
Como ven, tal parece que lo políticamente correcto es lo suave, lo sutil, lo que no ofende. Pues no, en esta etapa de Pandemia Mundial por el Coronavirus, la sociedad necesita de la rudeza y frialdad que la muerte por Coronavirus provoca.
A todos nos debe quedar claro que usar mensajes que generen confusión – como sucede en México – en el terreno de la salud es criminal.
La gente muere por enfermedad, por hambre y no es una broma. Al momento de escribir la presente más de 230 mil personas en el mundo han muerto y se han contagiado 3 millones.
Al publicarse la presente, decenas de miles habrán fallecido o enfermado, y los gobiernos, estoy absolutamente seguro, siguen cuidando el tono de las palabras que hoy se requieren en los procesos de comunicación política y de gobierno.
En el contexto, en términos de comunicación, imposible es el no politizar las acciones, sin embargo no estaría de más, por la salud de los ciudadanos, el dar un pasito de humildad entre los adversarios.
Una gran alianza que pase por las acciones, pero también, por las palabras, porque hoy tal parece que todos los bandos quieren más muertos y el hacer rentable la pandemia.
Una tragedia mundial, que con los datos exhibidos por la Organización Mundial de la Salud -OMS- nos obliga a quedarnos en casa, literalmente encarcelados y a que los gobiernos impongan medidas coercitivas, en favor de salvar nuestras vidas.
Está probado que si nos dejan sueltos, los resultados son altamente perniciosos para nuestras vidsa, la de nuestros hermanos, hijos, padres y compañeros.
Por ello, la Comunicación en tiempos de Covid 19 demanda como nunca una interlocución directa, no de palabras “buenas”, sino de advertencias, acciones y palabras enérgicas, en el límite de los derechos humanos.
Finalmente, mientras la afectación de los ciudadanos es grave, incluidos sus bolsillos, vamos ver si en lo que venga hay castigo o premio, beso o tortazo llegado el momento de juzgar a jefes de estado, de región o municipios.
De si aprendemos la lección, en política, ya veremos si los actuales o nuevos que accedan al poder, tengan claro que vale más la cercanía, en palabras y hechos que sus caprichos electorales de corto plazo.
García Márquez decía, “los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez”.
Al tiempo…