Por Facundo Rivero *
El diputado nacional Javier Milei fue noticia estas últimas dos semanas por haber sorteado su primer sueldo. Y no sólo que lo sorteó, sino que quien lo ganó, se identifica con el kirchnerismo, una ideología a la cual Milei no acata, sino que se opone con vehemencia. Entonces vale la pregunta… ¿Es una contradicción? ¿Está más allá de la grieta? ¿O sólo un discurso populista?
Hay varios puntos a destacar en esta concatenación de hechos:
Primero: fue disruptivo en su propuesta. Ningún diputado, en la historia reciente Argentina, había sorteado su sueldo. Milei lo hizo y utilizó sus las redes sociales para difundir el sorteo y para que los participantes se puedan inscribir, generando números muy elevados en las plataformas para un político en general.
El promedio de interacciones por posteo en lo que va del año es INSTAGRAM 35.901, en TIKTOK 24.716, FACEBOOK 10.105, y en TWITTER 1.342 (Fuente: https://twitter.com/BocaDeRedes) y es uno de los políticos con mejor imagen en redes sociales (Fuente: https://twitter.com/Cronistacom/status/1483914877093793794)
Segundo, logró algo poco analizado y del cual muchos se mofaron: entregar el premio a alguien que no es un seguidor de él, que no comparte su ideología, un “fanático kirchnerista” como se autodefine y se dedica al rubro de la construcción. Se podría resumir en el concepto o idea de cerrar la grieta. Bueno, quizás es muy optimista el planteo. Pero sí logra unir a personas que piensan diferente en un concepto común que es el apoyo al emprendedor, como símbolo de la argentina “que quiere la sociedad”. Y se puede decir que reivindica a los trabajadores, a los emprendedores sin importar la ideología. Aquí hay algo de populismo y de Perón: “Milelista son todos pero no lo saben”.
Pareciera ser que Milei no discrimina en esta acción (sí discrimina en sus discursos fascistas): no importa de qué lado de la grieta que estés, te apoya. Y esto es la novedad de esta acción, disruptiva: promete una acción, la cumple y no discrimina a quien le resuelve la problemática. Y eso es algo que deben entender todos los que están en gestión, ya sea legislativo o ejecutivo: una acción que resuelve problemas y se comunica.
¿Esto hace que Milei sea el próximo presidente? No, para nada. Es solo una acción que logra imponerse en la agenda de las redes, en la agenda de los grandes medios y se impone en la opinión pública.
Por eso es necesario hacer las siguientes consideraciones:
1)- Javier Milei no era un ignoto para la sociedad, hace 10 años que pulula por diferentes medios de comunicación y logró consolidar un nicho de seguidores (hombres, jóvenes, definidos ideológicamente de derecha) en sus redes sociales. Su candidatura le permitió generar más visibilidad y él supo como hacer crecer exponencialmente esos seguidores este último tiempo. No es tan sencillo ser conocido para un político. Nadie es conocido de un día para el otro. Lleva tiempo y estrategia. Y esta acción, impacto y el modo disruptivo, debe servir como ejemplo a quienes se dedican a comunicar ciertas políticas públicas: Debe destacarse frente a la intoxicación de información que reciben los ciudadanos día a día, y deben resolver problemas concretos. Por eso el no sentido de publicar reuniones: es más información que no colabora en resolver ningún problema. Ergo, menos reuniones, más acciones de impacto.
2)- Los candidatos que en legislativas obtienen buenos resultados, les cuesta mantenerse en la cresta de la ola para las ejecutivas dos años después: los casos más recordados son Franciso De Narvaez en 2009 y Sergio Massa en 2013.
Si es cierto que Milei y Espert le han dado a la derecha un discurso, un espacio, que no tenía referentes, y han logrado comunicar a ese nicho. Definieron un público en sus redes y lograron salir de las redes, se acercaron a ellos organizando charlas, jornadas, encuentros.
En resumen: estrategia, comunicación, cercanía y acción. Un combo sencillo y efectivo, pero si falla alguna, fallan todas.
(*El autor es especialista en Comunicación Política https://twitter.com/FacuComunica )
