Escrito por: Miguel Ordoñez
En las profesiones relacionadas con la consultoría política, incluidas las digitales, la estrategia manda. Los clientes nos contratan para para ser sus estrategas, y esperan de nosotros acciones efectivas que los lleven a un posicionamiento deseado en el que sean competitivos y triunfadores. Nadie nos contrata para hacerlos perder, ni pone en nuestras manos su proyecto de vida si no confiara plenamente en que somos buenos estrategas.
El estratega es el general que dirige la batalla. No es cualquier general o uno más entre los generales, sino el que tiene en sus manos la conducción de la guerra. De sus decisiones depende el triunfo o la derrota. Somos combatientes permanentes en tiempos de paz y de guerra. En estos tiempos, somos quienes ponemos orden al caos y definimos lo que se tiene que hacer para alcanzar la victoria.
Primer consejo: Desarrolla un método de trabajo
Los consultores serios y las firmas de estrategia más prestigiadas hacemos nuestro trabajo casi de la misma manera. En Neurovoto, la firma que dirijo, el método que usamos es el siguiente: Hipótesis de Trabajo – Investigación – Estrategia – Acciones – Control de Campaña.
Este método triunfador que nos ha dado muchas satisfacciones y les ha cambiado la vida a muchos de nuestros clientes.
Segundo consejo: Plantea hipótesis de trabajo que le pongan orden al caos
Al principio toda campaña es un caos. La primera tarea es ponerle orden a ese caos. La mejor herramienta son las hipótesis de trabajo, que son afirmaciones sujetas a comprobación, supuestos que sirven de base para iniciar la investigación, indicadores de los signos vitales de una elección. Son el termómetro inicial de las aguas turbulentas que vamos a enfrentar y ubican nuestro punto de partida con base en el contexto y la circunstancia. Metafóricamente, son como los indicadores de un automóvil que se prenden al encender el motor antes de conducir.
Tercer consejo: Investiga a profundidad
La Estrategia se basa en la investigación del mercado electoral. La investigación que verdaderamente sirve en una campaña es la que identifica con la mayor precisión posible el humor social, descifra la actitud de voto de las personas en relación con sus emociones y determina de qué se va a tratar y en dónde va a estar el foco de la elección. Si la investigación no aporta esos insumos, no sirve para elaborar una estrategia que conduzca a la victoria.
Cuarto consejo: La Estrategia manda
La estrategia debe responder a las siguientes cuestiones básicas: dónde estoy y dónde debo estar para ganar el poder, ejercerlo y/o mantenerlo, y qué debo hacer para lograr ese propósito.
La estrategia define tu posicionamiento en la contienda e indica qué eres al momento de iniciar la campaña, e incluso antes: líder (puntero), retador (segundo), spoiler (tercero en discordia) o testimonial (rezagado). Aporta visión prospectiva y define los escenarios posibles y la hoja de ruta para alcanzar los deseables y optimistas, así como para alejarnos de los escenarios pesimistas y catastróficos, a partir del escenario más realista. Esa hoja de ruta son las acciones tácticas sin las cuales la estrategia es un plan que se queda en buenas intenciones. La estrategia define qué hacer, la táctica define cómo hacerlo.
Quinto consejo: La táctica obedece a la Estrategia
Las acciones tácticas son la estrategia llevada a la práctica. Son acciones concretas en tierra, aire y ecosistema digital. En campaña, la operación política es la táctica en acción. En el entorno digital es lo mismo, una publicación en cualquier red social es una acción táctica. El tono, estilo, timing y el target al que va dirigida esa publicación obedece a una estrategia. La táctica sin estrategia son ocurrencias.
Sexto consejo: Mide, evalúa, sistematiza, controla
Lo que no se mide no se controla, y lo que no se controla genera desorden y este genera la simulación que lleva a la derrota. La mejor manera de controlar una campaña es instalar un cuarto de guerra desde el cual se tomen las decisiones estratégicas y se supervisen las acciones tácticas más relevantes. Su papel es similar al de la torre de control de un aeropuerto: ayuda a despegar y aterrizar con instrucciones precisas y oportunas. El producto es una base de datos que sirve en todo momento para la operación política. Si lo que se hace no se sistematiza, no existe.
Séptimo consejo: Define tu mensaje
El mensaje es el eje articulador de toda la estrategia. Es el ADN de la comunicación política. Un mensaje exitoso es bidimensional. Consiste en maximizar los atributos positivos de nuestros clientes minimizando sus defectos, pero también en minimizar los atributos positivos de los rivales, maximizando sus defectos. El mensaje debe persuadir, es decir, convencer a los electores que necesito para ganar de que pienso como ellos y que soy como ellos, lo que los llevará a deducir que estarán mejor si me apoyan a mí en vez de apoyar a otro.
Octavo consejo: Construye una ruta hacia el voto a partir de tu marca
Llamar la atención es el principio de todo. Después viene el interés en conocerte y a partir de eso el afecto, la confianza y la credibilidad y, finalmente, el compromiso que lleva al voto. Esa ruta se construye teniendo como eje a las personas, no al político.
Noveno consejo: Asóciate a causas, no a personas
Tus causas van a ser tus diferenciadores y harán que llames la atención de las personas y generes la ruta hacia el voto. Las causas seducen y persuaden. Son el centro de la comunicación y el resorte que mueve a la acción; generan sentimientos y se mueven por emociones.
Décimo consejo: Prepárate para el ataque
Prepararnos para el ataque es tener un ejército listo para ganar las batallas en tierra, aire y redes, pero también puesto para defendernos de los ataques de los rivales. Se trata de tener estructuras bien lubricadas y capacitadas. Sin ellas somos nada.