Por Alberto Rivera

Esta columna nos invita a comprender la forma como funciona nuestra mente ante ciertas situaciones y el poder que puede llegar a tener para controlar nuestra propia vida.

Como personas de sociedad vivimos expuestos a un montón de actitudes negativas externas (como el robo, secuestros, feminicidios, empleos mal remunerados, obra pública deficiente, etc ), las cuales generan en nosotros una predisposición constante ante nuestro entorno y sus habitantes. Lamentablemente, para algunas personas esos temores se convierten en situaciones muy reales, y terminan por migrar su temor a un miedo muy profundo, tanto así, que su cuerpo comienza a reaccionar generando un estrés constante y posteriormente comprometiendo la salud de la persona, llegando al punto de temerle al mismo miedo.

Te hago la siguiente pregunta: ¿Quién es la persona con la que más hablamos? La respuestas son muy variadas: tu esposa, tus hijos, tus padres, etc. Sin embargo, si te tomas unos segundos para reflexionar, podrás identificar que somos nosotros mismos, lo cual si nos ponemos a analizar detenidamente, es muy cierto; nos informamos sobre el clima, sobre los pendientes, nos elogiamos y muchas veces hasta nos llamamos la atención. Esta autoconversación se llama dialogo interno, y como  toda conversación esta se puede tornar un tanto negativa, ya que somos bastante “francos” con lo que nos decimos, de hecho somos mas duros con nosotros que con los demás: exageramos el trafico, distorsionamos nuestra imagen personal y nos decimos frases hirientes y dañinas.

El dialogo interno se puede dar de dos maneras: mediante un entrenador interno o mediante un critico interno. El entrenador nos enfoca en sacarle provecho a cada situación presentada, evitar anidar más secuencias dramáticas y solo nos mentaliza en la meta; que no es más que el bienestar mental y corporal. El critico es aquel que se enfoca en el detalle de las cosas negativas, se inventa supuestos y ata los “porqués”, genera drama y fatalismo, e inserta en nosotros una sensación absolutista que nos hace sentir que es todo o nada, siempre o nunca, no hay puntos intermedios. Las personas negativas tienen un dialogo interno en un solo sentido, es decir, solo se escuchan, los personas positivas por su parte tienen una comunicación de dos sentidos, cuando se hablan negativamente se responden inmediatamente refutando tal idea.

El 95% de las cosas negativas que pensamos, nunca suceden en la realidad, y a pesar de ello las sufrimos, nos sentimos mal, lloramos, nos desesperamos y hasta nos preguntamos como continuar después de ello. Cuando un niño pequeño comienza a generar conductas negativas, se le imponen limites y se le corrige; nuestra mente es como ese niño malcriado, se comporta como le apetece y aun así no lo detenemos ni lo corregimos. 

Posteriormente, llegamos al “estilo explicativo”, ¿Qué es?, pues en pocas palabras es la forma como nos explicamos a nosotros mismos cada suceso, como lo vemos y que tanta relevancia le damos, por ejemplo, un día con mucho trafico o un día laboral pesado, lo podemos explicar como la cúspide de nuestro mala suerte o como la oportunidad de generar nuevas alternativas; existen personas dinámicas, que surfean ante las dificultades y las utilizan como impulso, otros que simplemente a cada solución le buscan un problema.

Todo esto se lee muy bonito, pero en la práctica ¿Como se pueden manejar los pensamientos negativos?, mediante 3 pasos:

1. Escribir “¿En que estoy pensando?”: No importa que sea, a veces en medio de nuestra inconsciencia hay ideas que nos rondan todo el día, es importante ser sinceros con nosotros mismos.
2. Cuestionar ese pensamiento: ¿Por qué estoy pensando esto? ¿En realidad es como lo pienso o hay más que tener en cuenta? Simplemente es analizar nuestro pensamiento pero desde una perspectiva neutral, sin cuestionamiento no hay aprendizaje, no podemos creernos lo que nos decimos al primer intento.
3. Cambiar el pensamiento negativo por uno positivo: Puede ser el paso más complejo, pero si el cuestionamiento fue realmente consiente se pueden encontrar grandes ventajas, incluso en la situación mas estresante. 

Tenemos muchos cuidados con nuestro cuerpo, evitamos la suciedad, no ingerimos alimentos descompuestos o con mala apariencia, pero si nos permitimos pensamientos negativos, eso puede ser más tóxico para nuestro cuerpo, se liberan hormonas dañinas y desencadenan situaciones fisiológicas que inevitablemente terminarán por desmejorar nuestra salud.

“La felicidad no viene de afuera sino de adentro, nuestro mundo exterior es el reflejo de nuestro mundo interior”, es una frase nos invita a la reflexión. Para finalizar, cito una de las mejores frases que he podido escuchar: “La felicidad no se construye día a día, se construye pensamiento a pensamiento”.

@Alberto_Rivera2