Por Alberto Rivera
En el 2022 se avecinan elecciones para elegir Gobernador en 6 entidades de nuestro país, y en el panorama electoral, vivimos tiempos convulsos marcados por una gran desconfianza hacia la política, una crisis de la democracia y una gran desigualdad social; que muy posiblemente influyan en la decisión de voto de la ciudadanía. Ante tal contexto, ¿Qué panorama político nos espera? ¿A qué le debería apostar una campaña política, teniendo presente la situación social actual?
Tenemos un electorado heterogéneo y complejo, con gustos, aficiones e intereses distintos; miedos, temores, actitudes y comportamientos acordes al contexto y a la situación que viven y padecen. Un electorado que da significados e interpreta la percepción que tienen de su propia realidad; y a los cuales se les ha segmentado de manera tradicional, es decir, sociodemográficamente: género, edad, escolaridad, ocupación, nivel socieconómico, zonas electorales, historia electoral.
Si el punto de partida es, que las emociones y sentimientos ubicados en un contexto y tiempo determinado, influyen en el comportamiento del elector, entonces hoy, se requiere un entendimiento e interpretación profunda del ánimo social, que permita para encontrar nuevas formas de conexión emocional con el electorado.
Hoy se requieren liderazgos que sepan lo que la gente está sintiendo. Se necesitan líderes que sepan leer las emociones. En México el modelo de comunicación que se ha venido utilizando en todos los espectros de la política está desgastado. Un modelo basado en promesas, un modelo incrédulo para la sociedad. No importa el espectro ideológico: puede ser de izquierda o derecha, el factor común es que a ningun político se le cree. La agenda que estos manejan, es el sustento de su modelo de comunicación y que se se basa en imponer lo que ellos creen prioritario sin entender el humor social y su segmentación para realizar una conexión emocional con los ciudadanos.
No se puede comunicar sin conocer cuáles son las emociones que rigen el comportamiento y la conducta del elector. Estamos en el momento del resurgimiento de nuevos liderazgos, llegó el momento de liderar con transparencia, liderar desde la verdad, con una comunicación horizontal y con los costos decir las cosas como son.
Recuperar la credibilidad es el gran reto. Hablar desde la horizontalidad es hablar con la verdad, ya que el ciudadano sabe cuando alguien le miente.
No importa si eres de oposición o de partido en el poder, los candidatos tienen que recuperar la credibilidad. Oficialistas u opositores tiene que partir de la realidad. Si quieren realmente tener un caudal de votos, tienen que comenzar admitiendo los errores o falacias en su comunicación y empezar con la horizontalidad en la campaña que se avecina.
El tema es un cambio de actitud en la política. Hoy un verdadero líder no es un gurú, es una persona que tiene que saber donde está pero más importante saber hacia donde se dirige. El gran tema de urgencia es recuperar la conexión emocional pasando por la credibilidad.
Para el 2022, existe un caldo de cultivo emocional muy grande, en el que resaltan el enojo, el hartazgo y la indiferencia.
El ciudadano enojado está predispuesto a votar en contra del partido político en el poder. El ciudadano enojado considera que el mismo partido no puede permancer en el poder.
El ciudadano indignado votará por un profundo sentimiento de hartazgo; se siente traicionado, ignorado y hasta utilizado. Está dispuesto a votar por una opción que aunque no le convenza, le sirva para castigar al gobierno, pues pesa más su antipatía por el partido en el poder, que su simpatía por cualquier opción electoral.
El ciudadano desesperanzado tiene una pérdida de fe en la democracia. Considera que el resultado electoral, sea cual sea, no tendrá un efecto positivo en su vida. Este elector puede ser afín a un partido político, por lo que no votará en contra de él, pero su decepción es tanta que tampoco votará a su favor.
La realidad social y personal detona emociones que genera en los ciudadanos una conducta electoral. Por eso los mensajes racionales como la formación, experiencia y propuestas de un candidato no servirán para conectar con los ciudadanos que decidirán influidos por su estado de ánimo, el cual está impregnado de enojo y deseos de castigar el día de la elección.
@Alberto_Rivera2
Alberto Rivera. Estratega y consultor político. Especialista en neuropolítica. Con más de 15 años de experiencia en procesos electorales. Ha sido responsable de asesorar a distintos gobiernos en materia de estrategia y comunicación política. Director General de VISIÓN GLOBAL ESTRATEGIAS.