La llama de la inconformidad en nuestro país lleva encendida ya un buen tiempo y se atiza día tras día con mil y un acontecimientos que no son para menos. No sé si son las redes que nos permiten ver con mucho mayor claridad el sentimiento social predominante; pero veo con cierto temor que el enojo inunda a mi México.
Repito; no es para menos; el panorama internacional que nos ha traído una secuencia de malas noticias en últimos años; en nuestro país, la violencia, la corrupción, la desigualdad, la impunidad y un largo etcétera han mermado el ánimo colocándolo en una especie de olla exprés que a la menor provocación estalla.
No puedo evitar preguntarme si es la ira la reacción correcta, si traerá algún beneficio a largo plazo y ojo… no hablo de descontento social sino ira; esa cólera que impulsa a buscar no quién te la hizo sino quién te la pague. Actuar con arrebato, estar listo cada mañana para enfurecer por algo nuevo.
El partido del domingo pasado entre los PUMAS DE LA UNAM y el BARCELONA me hizo recapacitar en ello. Sí… nos sentimos decepcionados, pero ver en mi timeline desde burlas hasta mentadas y amenazas, me hace pensar que todos los días estamos a la espera de algo que pueda funcionar como válvula de escape para expresar con nuestra infininita calidad moral todo aquello que está mal en el mundo.
La ira es particularmente contagiosa en las redes sociales.
Investigadores de la Universidad Beihang de Pekín identificaron cuatro emociones básicas en más de 70 millones de publicaciones; y encontraron que la ira es más influyente que otras emociones como la tristeza y la alegría, que se extiende más rápido y más ampliamente. Esto es tanto un fenómeno físico como mental. La ira nos da una explosión de adrenalina que a su vez puede conducir a un aumento en el cortisol, el estrés y la hormona ansiedad.
¿Es saludable vivir de esta forma? No, no lo es. No de manera fisiológica (vivir ansiosos y estresados tiene efectos comprobadamente negativos en nuestra salud a mediano plazo) y menos aún en el contexto social. Como un virus, la violencia hace más de sí misma. La rabia engendra más rabia y se propaga porque los humanos estamos diseñados para seguir a nuestros compañeros.
Quiero ser optimista y pensar que tal vez, si cada uno tratara de contrarrestar la violencia desde su propio campo de acción, evitando esparcir más odio y negatividad nos estaríamos acercando más al cambio que necesitamos.
@Alberto_Rivera2