Por: Augusto Hernández
El pasado 28 de noviembre se llevó a cabo la elección general en Honduras, se esperaban o proyectaban resultados diferente, posiblemente los mismos, pero con un porcentaje diferente, una lucha más cerrada entre el Partido Nacional -12 años ininterrumpidos en el poder- y por el otro lado Libertad y Refundación (Libre); cada proyecto encabezado por 2 figuras realmente interesantes como lo son Nasry Asfura y Xiomara Castro.
Histórica resultó la jornada, no sólo por la elección de Presidencia en el país centroamericano, ni los 3 designados presidenciales o vicepresidentes, tampoco los 128 diputados al Congreso Nacional, ni los electos a las 298 corporaciones municipales, ya sean alcaldes, vicealcaldes o regidores, tampoco la ruptura del bipartidismos (PNH –PLH), mucho menos por el hecho de haber elegido por primera vez a una mujer como líder de Honduras o la mayor cantidad de mujeres electas al Congreso Nacional, no, nada de eso hizo histórica la fecha como lo fue la participación ciudadana, el 69% del electorado se hizo presente y con ello, se convirtió en la elección con mayor participación desde 1997.
Con la alianza entre Libre y el Partido Salvador de Honduras en este proceso electoral, se logró la victoria de un proyecto más de la izquierda en América Latina y con ello, no sólo la esperanza de una nueva vida en Honduras –para bien o para mal-, sino la entrada al poder de un nuevo régimen que antes de tomar posesión parece dar muestras de lo que es y seguirá siendo la tendencia gubernamental.
Se sabía y conocía de los acuerdos de hecho más no de derecho realizados para afianzar el proyecto de Zelaya para llevar al poder a Xiomara, pero en un nuevo y claro ejemplo del ADN de la izquierda en Latam llamados: los grupos, facciones, tribus, guerrillas internas, grupos disidentes, libertadores reales, puristas de la ideología o el nombre que deseen darle, ha revelado la inestabilidad que los proyectos izquierdistas llevan sobre sus hombres desde el interior, no es necesario que se desarrolle en su país una oposición pensante que sirva como contrapeso político, la misma izquierda pone piedras en el camino de sus proyectos de nación y Honduras antes de la toma de posesión de su Presidenta electa no podía ser la excepción.
Este 23 de enero se instalará la junta directiva definitiva del Congreso Nacional y todo parece que, la moción de una fracción de Libre a favor de Jorge Calix, dejará fuera de la ecuación a Luis Redondo y con ello, el acuerdo con el Partido Salvador de Honduras (PSH) desestabiliza la idea general de Zelaya y Castro para afianzar su proyecto. En los medio de comunicación hondureños se lee “No somos traidores, tenemos derecho a pensar diferente”, “Respetamos a la Presidenta, pero apoyamos al partido Libre…”, el Diputado Samuel Madrid, que fuera uno de los 20 faltistas a la reunión convocada por la Presidenta electa de Honduras, Xiomara Castro y su esposo Manuel Zelaya alza la voz y defienda su postura.
Por su lado con señalamientos contundentes como: “se consumó la traición”, “traición contrarevolucionaria” o “traición al proyecto político de la refundación de la patria” Xiomara Castro deja en claro el descontento con la fracción de Libre y pone al rojo vivo la relación en el Congreso Nacional antes de tomar protesta, los ánimos se caldean a tal grado de llegar a los golpes, mientras figuras como Jari Dixon declara: “Si hicieron acuerdos hay que respetarlos aunque no nos gusten”.
Todo esto muestra que la izquierda en América Latina tiene algo en común, no analizaremos los alcances económicos, sociales y culturales del modelo en estas líneas, ya que es menester de otro estudio e interpretación; sin embargo, resulta interesante que las similitudes se den en una constante, la traición de grupos o fracciones a los intereses del movimiento original, no podríamos decir si se traiciona el interés colectivo o si lo colectivo traicionó a su propio interés, pero la lucha y pugna por el poder, demostrar control o en su caso, demostrar la falta de control, daña cualquier proyecto de la izquierda rumbo a la justicia social y velar por quienes menos tienen.
La novela continuará pase lo que pase en el Congreso Nacional el próximo 23 de enero, la persecución de personajes políticos y su adhesión a otros partidos o corrientes será parte de ir y venir diario en la política hondureña, mientras Xiomara busca consolidar su proyecto bajo la polarización nacional con base en el hartazgo y desilusión del pueblo, este comenzará a vivir una nueva etapa de la mano de su izquierda, deberá desaprender los vicios del pasado y entrar a nuevos paradigmas, de un momento a otro deberán aprender a comer, escribir, cachar y golpear con la zurda, las afectaciones o beneficios serán analizados al tiempo y mientras eso sucede, seguiremos observando desde nuestra trinchera.
César Augusto Hernández Alonso. Estratega y consultor empresarial, político y gubernamental mexicano, ha participado en diversas campañas políticas en México y Centroamérica para pequeñas y medianas audiencias, Presidente fundador de Consultores Asociados Hernández & Alonso, SC, catedrático e investigador universitario con más de 16 años de experiencia en la consultoría.